jueves, 20 de agosto de 2009

Nudos





El hilo cortado puede volver a anudarse,

vuelve a aguantar, pero

está cortado.



Quizá nos tropecemos otra vez, pero allí

donde me abandonaste no

volverás a encontrarme







Bertolt Brecht. La cuerda cortada (versión)

Imagen: J.W.Waterhouse. Penelope and the suitors







lunes, 10 de agosto de 2009

Electrosoma




Durante mucho tiempo pensó que cualquier anomalía en el software/hardware reflejaría alguna somatización de su propia enfermedad. Verbi gratia; no poder guardar archivos por falta de memoria implicaba fallo de memoria para poder guardar archivos.







Bramida. Microastillas.


viernes, 31 de julio de 2009

"Los Fragmentos de la Noche"




"La imagen es la realidad del mundo invisible"

José Lezama Lima




lunes, 27 de julio de 2009

Debajo del Tiempo...



La Realidad


Sí, detenida;

nunca como desamor,
nunca huida, jamás como sueño, nunca solo como el deseo.
En esta hora
del mediodía, blanca, preciosa, pura limpísima;
en esta transparente hora del día completo.


Lo mismo que podría ser por la noche.
Porque siempre existes. He soñado mucho. Toda mi vida soñando. Toda mi vida tentando
bultos, confesando bultos.
Toda mi vida ciego dibujando personas.


Recuerdo aquel amor: ¿era amor?
Recuerdo aquel corazón. ¿Tenía la forma de corazón?
Recuerdo aquella música que yo pretendía escuchar en un pecho.
Me quedaba dormido sobre un pecho cerrado. Y soñaba el hermoso
color del amor en el corazón latidero.


Tenté bultos, indagué cuidados:
escuché el sonido del viento,
nocturnamente azotando, fingiendo, tomando de pronto la forma
de un cuerpo,
adelantando una mano; y oía su voz. Y mi nombre. Y se oía...


Pero no oía nada.
Así, por la vida;
por todos los libros;
por las arenas; entre la mar; en las cuevas; debajo del tiempo...


Siempre soñando, o callando.
Destrozado de ropas. O vestido de nuevo.
O agolpado de pronto sobre una roca, desnudo, insumiso.


Pero engañándome.


Y hoy,
aquí, en este cuarto con sol,
con delicado sol casi doméstico;
hoy, detenido,
aquí, con la ventana abierta, esperando.
Pero no esperando lo que nunca llega.
Porque tú sí que llegas. Porque un instante te has ido y vuelves.

Vuelves, y te veo llegar sobre un fondo de pared blanca.
En un jardín. Y te veo llegar entre acacias muy verdes,
con olor vivo, y sonidos...


Nunca como desamor,
nunca como el afán,

jamás solo como el deseo.
Sino con tu dibujo preciso
que yo no tengo

que trazar
con mi sueño...





Vicente Aleixandre



martes, 14 de julio de 2009

Poción de Amor


"Cuando leas esto no estaré pensando en tí"





mensaje anónimo escrito en la puerta de un servicio











Imagen: A.V.Beardsley.








domingo, 5 de julio de 2009

El Dedo en la Daga



La foto me recuerda una reyerta que presencié hace dos días. Un delincuente -brutal y joven- había salido ya de la cárcel y esa noche pretendía ajustar cuentas con algún adversario suyo, a ser posible en la calle, carrera de coches incluida y una cohorte de parejas machistas llorando a voz en grito inútilmente para separar sendas facciones de mulos que se golpeaban como posesos hasta la paraplejía. Tampoco faltaron botellas rotas "porque no tengo una navaja que si no lo rajo de arriba abajo a ese cabrón hijo de la grandísima puta. Lo mato."
La policía vendría enseguida pero antes esperaría un poco a que se mataran entre ellos.
Dos días después de esto que cuento, capto con el móvil la imagen de las navajas que veis en el post, a solo unos metros del lugar donde habían sucedido los hechos. Tal icono se encontraba en un tenderete y pendía de un trozo de cartón duro colgado en una estructura metálica. "Limterna sin pilas."
No fue el texto ni su ortografía lo que llamó mi atención sino el metódico conjunto de minifacas -esa estampa tridimensional, rabiosamente real- que lo apoyaba. ¿Qué era aquello? ¿arte? ¿descaro? ¿provocación? ¿ignorancia? ¿irresponsabilidad? ¿pureza? ¿atavismo?
Entre la bronca que no acabó en tragedia por ausencia de navajas y la visión de las mismas a precio de saldo -vendíanse como faroles- pasó cual rayo por mi mente una escena de película que me había bajado meses antes de internet y que visioné en casa la tarde posterior a la reyerta. Era aquella en la que Henry Fonda -su personaje, que encarna la razón y la reflexión en Doce hombres sin piedad- clava la automática encima de la mesa para demostrar al jurado que no se puede juzgar a la ligera, mucho menos sin estar seguros de los hechos...
Sin ir más lejos, mi padre -que en paz descanse- utilizaba siempre una navaja para cortar el pan .En realidad jamás lo vi con un cuchillo casero a la hora de comer y cuando un día le pregunté por qué la usaba me contestó tranquilamente "corta mejor."
Nunca se lo dije pero a mí me intimidaba mucho ver todos los días un arma blanca en la mesa y a veces llegué a menospreciarlo por ello, hasta que en una ocasión se despistó y se cortó y cuando vio la sangre manar de la herida cayó al suelo como una pluma de seda. Comprendí pronto el significado y el sentido de la duda razonable.


martes, 30 de junio de 2009

El Mar. Texto IV




...novela con varios niveles de lectura -añádele el tuyo propio- que no te dejará indiferente...



guiño musical







jueves, 25 de junio de 2009

El Mar. Textos III




"Fui piedra y perdí mi centro
y me arrojaron al mar
y...después de mucho tiempo
mi centro vine a encontrar"

anónimo






Imagen: Howard Pyle


P.D.: a Marc -dondequiera que esté- por todos los estrechos que habíamos cruzado


sábado, 20 de junio de 2009

El Mar. Texto II



En el extraño bazar

Del amor, junto a la mar,
La perla triste y sin par
Le tocó por suerte a Agar.

Agar, de tanto tenerla
Al pecho, de tanto verla
Agar, llegó a aborrecerla:
Majó, tiró al mar la perla.

Y cuando Agar, venenosa
De inútil furia y llorosa,
Pidió al mar la perla hermosa,
Dijo la mar borrascosa:

"¿Qué hiciste, torpe, qué hiciste
De la perla que tuviste?
La majaste, me la diste:
Yo guardo la perla triste."


José Martí





viernes, 12 de junio de 2009

El Mar. Texto I




"...El almirante Langlais hojeaba lentamente aquellos documentos llegados de las más diversas partes de un mundo que, evidentemente, se aferraba a su locura. Cartas, fragmentos de diarios de a bordo, recortes de gacetas, actas de interrogatorios, informes confidenciales, despachos de embajadas. Había de todo. La lapidaria frialdad de los comunicados oficiales o la alcohólica confidencia de marineros visionarios cruzaban indiferentemente el mundo para acabar sobre aquel escritorio donde, en nombre del Reino, Langlais trazaba con su pluma de oca el confín entre lo que, en el Reino, había de ser considerado verdadero y lo que sería olvidado como falso. Desde los mares de todo el globo, centenares de figuras y de voces llegaban en procesión a aquel escritorio para ser engullidas por un veredicto sutil como un hilo de tinta negra, bordado con caligrafía precisa sobre libros encuadernados en cuero. La mano de Langlais era el seno sobre el que iban a posarse sus viajes. Su pluma, la afilada hoja sobre la que se doblaba su fatiga. Una muerte certera y limpia.

La presente noticia debe considerarse carente de fundamento y, como tal, queda prohibido que sea divulgada o citada en los mapas y en los documentos del Reino.

O, para siempre, una límpida vida.

La presente noticia debe considerarse verdadera y, como tal, aparecerá en todos los mapas y documentos del Reino..."



Texto de Alessandro Baricco. Océano mar.




viernes, 29 de mayo de 2009

Revolución


"En The Civilization of Illiteracy, Mihai Nadin describe el cambio de escala fundamental que está empezando a sufrir nuestra experiencia del mundo. Si la revolución industrial fue la culminación del Neolítico, puesto que implicó la extensión del brazo o la culminación de las posibilidades de la civilización de la escritura, la revolución digital, en la que ahora nos estamos embarcando, implica la extensión de la mente. Hasta ahora, la revolución más importante de la especie había sido la adquisición del lenguaje, hasta el punto que hicimos de la palabra Dios. El lenguaje dio origen a mayores grupos humanos -las tribus- y a la cultura, que exigía una transmisión más compleja de la experiencia. Una agricultura que crea el excedente y permite que surjan las primeras ciudades. Con el comercio aparece la numeración y comienza la escritura, cuyas grandes manifestaciones fueron la Grecia clásica, los estados centralizados con su Ilustración y la Revolución industrial, que culmina con la Segunda Guerra Mundial y el cine. Esa vieja civilización, que hizo de la escritura su columna vertebral, nos dio la filosofía, la religión y el derecho. Era un corsé que hoy se está haciendo jirones y que se caracterizaba por su linealidad, secuencialidad y centralidad. La actual revolución digital implica, según Nadin, nuevos lenguajes mucho más precisos y mediaciones muchos más rápidas, necesarias por la exigencia de eficacia impuesta por el comercio global y el desarrollo de la ciencia: los lenguajes artificiales. Porque el alfabeto es demasiado lento y ambiguo para la era cognitiva que ahora se abre. La revolución digital implica, además, una nueva energía que ya no es el carbón ni el petróleo, sino la mente. Supone también nuevas formas de relacionarnos que cambiarán la especie: la familia, por ejemplo, fue un producto de la civilización de la escritura basada en el control porque necesitaba hijos para la economía -mano de obra para la agricultura y la industria-; hijos que ya no son necesarios. En la revolución digital desaparecen la biblioteca y el libro, producto lineal por excelencia, y asistimos al desarrollo de una civilización cuyas características son la no centralidad, la no dependencia jerárquica, la distribución y el paralelismo. Y desaparecerán también los ordenadores."



Texto: revista Ajoblanco

P.D.: utilicé este texto en clase cuando trabajaba como profesora de ELE. Suscitó un intenso debate.

lunes, 25 de mayo de 2009

Hermandad



El más puro. El más constante. El desinteresado amor del amigo gay. La ternura: infinita capitulación sin condiciones. La mirada certera extraviada del no-objeto de no-deseo. Naturalidad en caricias sin preguntas a respuestas obvias. La ausencia de reproche. La libertad real. La confidencia brutal a altas horas de la noche y por ello, la patada a la incuria. Ser un igual en el espejo de la alegría. Del desaliento. El abrazo cálido a tiempo que lo genital no agota y el dolor sublimado transformado en júbilo por quien se sabe -o se supo tantas veces- herido en su sexo.




Bramida. Microastillas.


Imagen: Bramida y J.L (1993)

viernes, 15 de mayo de 2009

Los Heraldos Negros




Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!






P.D.: comencé Deseolandia aludiendo a un ensayo de Carlos Castilla del Pino. En esa obra me inspiré para dar título al blog. Va por su legado este homenaje. Y por el poeta cantor. Y por todas las personas anónimas que han combatido y combaten el cáncer, las situaciones límites...Os abrazo y os llevo en mi corazón. Como dijo Brecht, "...hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles..."







Imagen: Giotto (detalle)


martes, 12 de mayo de 2009

Instantánea (III)


Mi amigo y yo discutíamos sobre un hipotético mapa de lugares públicos en los que se pudiera hacer popó si se produjese un caso de necesidad imperiosa. Intercambiamos nombres de ciertos bares céntricos aportando alguna experiencia escatológica por cada cual. Le dije: "el Cortinglés, no hay parangón. Hilo musical. Perfume ambiente. Secadora de manos. Toallita. Mega-rollo de papel higiénico. Aséptico. Y la tercera planta la mejor. Los servicios de la primera están siempre atestados. La gente no para de llamar a las puertas...no puedes concentrarte..."
Hacía un frío que pelaba. Nos despedimos hasta otro día con un abrazo y unas carcajadas. "Hay que ver lo que da de sí un café..."
Evoqué entonces -repasando las bondades que ofrecían los servicios de aquellos grandes almacenes- el polvo con el veneciano: años atrás, mediados de Junio. La primavera -como la rosa que muere- apestaba a la ciudad con tentáculos invisibles de azahar herido, boñigas de caballo al tiro y calor bochornoso. No había nadie que pudiera ocultar un surco de sudor estertóreo bajo los brazos. Debajo de las faldas y pantalones errantes se intuían tufillos prófugos que huían de los cuerpos atravesando las mismísimas bacterias originarias para posarse en un reguero de olfatos heridos por la fritanga del mediodía y el alcohol mezquino de barril. Corrimos calle Cuna abajo hasta La Campana y allí decidimos -sin mediar palabra- que no podíamos separarnos sin tocarnos. No bastaba un simple roce de manos o el intenso beso robado de dos meses atrás, cuando nos volcamos el uno sobre el otro como dos extraños poseídos por el diablo. No. Yo llevaba un vestido naranja, ceñido como un clavel hasta el talle, que se abría involuntariamente por encima de los muslos al rumbearse, emulando la cadencia del varal en los pasos. Me solté el pelo para que -endrino- brotara a capas sobre la cintura. En los pies, unas valencianas negras con cintas que parecían querer enredarse pantorrillas arriba buscando la cúpula del cielo.
El veneciano me miró con ojos de búho. Qué guapo estaba con su camisa azul marino y aquellos pantalones de algodón desgastados por el tiempo o los viajes e innumerables lavados a ojo de buen cubero en habitaciones baratas de alquiler para estudiantes.
"El Cortinglés. Vamos vamos."
Subimos por la escalera mecánica hasta la segunda planta y nos metimos en los servicios. Abrimos la última puerta, disparamos nuestros cuerpos al cubículo y cerramos el pestillo tocándonos como dos ciegos que a tientas pelasen nísperos.
"Shhhhiiiiii...calla calla que nos van a oir..."
"Es la música..."
"Alguien...entra..."
"Claro...hombre...estamos...en el...servicio...de mujeres..."
Vuelta de espaldas sentí cómo el mástil de su pica horadaba el magma volcánico que aparentaba escondérseme entre las nalgas.
"Ufffff....a...siiiiiii...."
"Tu cuuuulooo...meravilooosoooo...."
Retorcía mi cuello y alargaba el suyo para asaltarnos la boca mientras saltábamos al ritmo frenético de nuestra propia cantinela. Con una mano selló mis labios.
"Que
nos
van
a
pi
llaaaar..."
"Estoy...segura...mira...aquello es...una cámara...y...vamos a salir...en las pantallas...de todo...el edificio...jajajajajaj..."
Me ensartó con tal intensidad y nerviosismo que en uno de los saltos pude ver desde lo alto de la puerta del servicio a una mujer secándose las manos y mirándome. Más aún. Me vi reflejada en el espejo que al mismo tiempo devolvía la imagen amenazadora de una masa de ojos clavándose en los míos.
"Paraaa...paaraaaa...jajajaja..."
"Q...qu...e...e..."
"Vámonos...corre..."
"T...maaat...o..."
"No querrás que nos fichen..."
Salimos a la calle como dos gatos en celo dolorosamente separados por un golpe súbito en el lomo. Nos despedimos en El Duque sin mucha demora "joder me duelen los huevos" "¿y cómo crees que tengo yo el coño?" porque nuestra historia de amor se había terminado. Días después volvimos a vernos para rematar la faena en otro lugar. Fue antes de su partida. El deseo seguía intacto.





Imagen: escultura de Eva Antonini.

Bramida. Cien Instantáneas Reales Eróticas.


jueves, 30 de abril de 2009

De Epidemias y Cerdos





http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84614

imagen: http://picture-book.com/files/userimages/1212u/3pigs(lowres).jpg


Aunque claro que existen otras teorías...


jueves, 23 de abril de 2009

Libros


A diferencia de las magníficas obras literarias de otros autores clásicos, conocí las de Virginia Woolf al pasar por la Universidad y siempre agradecí que una escritora tan excelente hubiera formado parte del programa académico.
Mi primera incursión como lectora en su trabajo fue To the Lighthouse
-Al Faro- y todavía recuerdo después de tantos años la grata noción de ética y belleza que me legó. Va por ella este pequeño homenaje.





domingo, 19 de abril de 2009

Poética



Baila...


¿nadie te dijo
que no existe
el poso de la copa?

Una extraña tarde
desde el miedo
mirarás atrás
y sentirás -in medias res
tu melodía-
lo que un bello compás
jamás logró
por impedirlo

Así que...
baila
¿o nunca intuiste
que este chin-pun
es único, fugaz?




sábado, 31 de enero de 2009

El Lado Salvaje



La viñeta que tanto me ha hecho sonreír...



Imagen: Mortadelo y Filemón. F. Ibáñez.


miércoles, 28 de enero de 2009

Teoría y Función del Arte


"I sometimes wondered what the use of any of the arts was. The best thing I could come up with was what I call the canary in the coal mine theory of the arts. This theory says that artists are useful to society because they are so sensitive. They are super-sensitive. They keel over like canaries in poison coal mines long before more robust types realize that there is any danger whatsoever."

Kurt Vonnegut

"A veces me preguntaba para qué servía el arte.
Entonces se me ocurrió lo que vine a llamar teoría del canario y la mina de carbón. La teoría dice que los artistas son útiles para la sociedad porque son sensibles. Muy sensibles. Se desploman como los canarios cuando huelen el veneno de las minas mucho tiempo antes de que los fuertes se den cuenta del peligro que acecha."

(Bramida. Traducción libre de la cita original)


Imagen: Ernst Haeckel

http://e-nimals.com/aves/los canarios/#comments

lunes, 26 de enero de 2009

Instantánea (II)


Pasaba un día por la calle Castellar y ví la casa vieja de tres plantas, ahora completamente reformada. Años atrás la dueña alquiló el ático durante un curso académico a tres estudiantes que empezaban la carrera de Biología -yo era uno de ellos-. Aquel destartalado tercer piso se había convertido en la polvera improvisada de media facultad. Era la puerta número 37. Teníamos a nuestra entera disposición siete días a la semana para echar tres polvos de tres en tres: tiempos de juego, vino y rosas.
Un buen día, la que era entonces mi chica preferida me dijo: anda, cierra los ojos y súbete ahí encima del taburete que quiero verte los huevos por debajo, bien vistos -yo tenía en mis partes un pequeño arañazo producto, no crean, de un onanismo desaforado-. Automáticamente me puse a sus órdenes y empecé a tararear mentalmente el please, please, please, let me get what I want -no sabría explicar por qué-.
Víctima de mi obnubilada calentura pensé que ella deseaba probar conmigo algo bizarro, no sé, sexo del más allá, tal vez un lengüetazo cálido y delicado bordeando la minga...peeero ¿qué fue lo que hizo? me dio con un algodón lleno de alcohol en el arañazo de los cojones. Al instante -todavía en cuclillas- sacudí mi cuerpo sobre el taburete como lo haría una rana o una gallina espantada en lo alto de un palo, cacareando "mis hueeevoooos mis hueeeevooooos hija puuuutaaaaa...."
La muy traidora acababa de ganar la apuesta sobre posturas inverosímiles que -mientras estudiábamos- habíamos ideado unos cuantos discípulos la semana previa a un examen de zoología.


Imagen: http:// www.english.upenn.edu/Projects/knarf/Contexts/physanth.html

http://es.youtube.com/watch?v=eu4k5sTzxIw

Bramida. Cien Instantáneas Reales Eróticas

jueves, 22 de enero de 2009

Pacto

Madre, te dije
una vez
"¿por qué me tuviste?"
grité
desde un cristal opaco del averno
en mi ánima
uno de tantos rotos
que anidan
garganta abajo
esos
que quiebran la voz y la devuelven
como arcada interminable de reproches
ecos malditos en forma de
"¿por qué...

Te lo dije, madre
miré tu rostro desolado
no
esperaba respuestas
anuncié
la ira inequívoca de estar despierta

Nunca había sentido antes
al herirte
el dolor del prójimo
ese tajo irreversible en lo intocable
algunos
lo llaman conciencia

Lloré y arrojé
restos de rabia
contra ti
asumí
por el temblor
en tus cimientos

ese incógnito amor maternal
oscuro
insondable
sentimiento que no...

...ni principio ni fin


perdóname
yo
te a
......m
bsuelvo




lunes, 5 de enero de 2009

Oro, Incienso, Mirra...



¿Nunca os pasó de pequeños?
Pedíais una Nancy y os traían una Cindy. Salíais a la calle y veíais niñas con nancys por todas partes. Comprendíais que algo fallaba: los reyes magos nunca traían -para vosotros- lo que deseábais. Después de dos o tres días ya jugábais de otra manera, con otras cosas: cubos, cajas, palos de fregona, hojas de limonero, flores, tierra, agua, piedras, papel de periódico, trapos, libros, colores, piolas, policías y ladrones, teje, escondite, prendas, combas, calle ...
La desilusión del día después, desde la perspectiva del tiempo, me parece ahora un extraordinario tesoro: no coleccioné vestidos de muñecas ni tuve nunca el último grito en juguetes anunciados por televisión, pero el calor de los amigos y la imaginación -la que instruía- me reconfortó y acompañó siempre, fielmente, en los momentos imposibles.


Foto: fuente www.sitemaker.umich.edu