viernes, 29 de mayo de 2009

Revolución


"En The Civilization of Illiteracy, Mihai Nadin describe el cambio de escala fundamental que está empezando a sufrir nuestra experiencia del mundo. Si la revolución industrial fue la culminación del Neolítico, puesto que implicó la extensión del brazo o la culminación de las posibilidades de la civilización de la escritura, la revolución digital, en la que ahora nos estamos embarcando, implica la extensión de la mente. Hasta ahora, la revolución más importante de la especie había sido la adquisición del lenguaje, hasta el punto que hicimos de la palabra Dios. El lenguaje dio origen a mayores grupos humanos -las tribus- y a la cultura, que exigía una transmisión más compleja de la experiencia. Una agricultura que crea el excedente y permite que surjan las primeras ciudades. Con el comercio aparece la numeración y comienza la escritura, cuyas grandes manifestaciones fueron la Grecia clásica, los estados centralizados con su Ilustración y la Revolución industrial, que culmina con la Segunda Guerra Mundial y el cine. Esa vieja civilización, que hizo de la escritura su columna vertebral, nos dio la filosofía, la religión y el derecho. Era un corsé que hoy se está haciendo jirones y que se caracterizaba por su linealidad, secuencialidad y centralidad. La actual revolución digital implica, según Nadin, nuevos lenguajes mucho más precisos y mediaciones muchos más rápidas, necesarias por la exigencia de eficacia impuesta por el comercio global y el desarrollo de la ciencia: los lenguajes artificiales. Porque el alfabeto es demasiado lento y ambiguo para la era cognitiva que ahora se abre. La revolución digital implica, además, una nueva energía que ya no es el carbón ni el petróleo, sino la mente. Supone también nuevas formas de relacionarnos que cambiarán la especie: la familia, por ejemplo, fue un producto de la civilización de la escritura basada en el control porque necesitaba hijos para la economía -mano de obra para la agricultura y la industria-; hijos que ya no son necesarios. En la revolución digital desaparecen la biblioteca y el libro, producto lineal por excelencia, y asistimos al desarrollo de una civilización cuyas características son la no centralidad, la no dependencia jerárquica, la distribución y el paralelismo. Y desaparecerán también los ordenadores."



Texto: revista Ajoblanco

P.D.: utilicé este texto en clase cuando trabajaba como profesora de ELE. Suscitó un intenso debate.

4 comentarios:

Alfonso Vázquez dijo...

La sociedad de finales del siglo XX y de principios del XXI vive inmersa en una serie de cambios vertiginosos, una vorágine de transformaciones que de manera exponencial están permutando las formas de vida de todos los rincones del planeta. Estos procesos subyacen bajo una sociedad cosmopolita y moderna que aparentemente sigue su camino impasible ante estas cuestiones. Autores como Weber ya estudiaron este cambio continuo e impasible que desde dentro va transformando las sociedades. Sin embargo, según Weber esos cambios se producían de manera ordenada y paulatina. Si la sociedad ha venido ha evolucionado de manera aritmética, los procesos tecnológicos lo están haciendo de manera exponencial. Las transformaciones no aparecen de manera homogénea, y hay momentos de cambios muy rápidos y momentos más pausados o estables. Así si la Edad Media vivió durante siglos una aparente calma conservadurista, en otros momentos de la historia de la humanidad se han venido registrando revoluciones que han marcado la sociedad venidera y su posterior desarrollo. Son momentos que culminan largas temporadas de latencia y que suponen una mejora o un salto en la evolución cultural humana.

Los historiadores reconocen dos momentos precisos que consideran revolucionarios por la serie de hechos desencadenados en un periodo de tiempo concreto. El primero de estos momentos es el Neolítico, que marca el paso de una sociedad recolectora y nómada a otra asentada y urbana que desarrolla la agricultura y la ganadería, lo que le permite romper una dependencia de la naturaleza, al producir excedentes. El segundo momento es la Revolución Francesa, la más importante, o al menos la abanderada de la revoluciones sociales que en los siglos XVII y XVIII buscaron romper con una sociedad estamentada y donde las decisiones divinas, o tomadas por los representantes terrestres de las divinidades (papas, ayatolás...) marcaban el devenir de la humanidad. En este marco revolucionario se gesta el estado moderno, el poder democrático y una serie de innovaciones que han permitido, al menos en Europa ya que el proceso transformador no ha llegado a todo el Planeta, construir otra manera de vivir, a través de la gestión de una sociedad civil .
En estos momentos estamos viviendo la tercera gran revolución de la humanidad, gracias a los avances tecnológicos. Es la revolución tecnológica, máximo exponente de las aceleradas transformaciones

Bramida dijo...

y no olvidemos la guerra de independencia de los estados unidos...

como bien apuntas, "el proceso transformador no ha llegado a todo el planeta" :) ya que -por poner un solo ejemplo- todavía hay pueblos que dependen absolutamente de otros paises para su desarrollo tecnológico :/

...

Anónimo dijo...

Muy interesante lo que nos muestras Bramida.

Una revolución que nadie ni por asomo pensaría.

Un besote preciosa.

Bramida dijo...

gracias Angelus :)
me apetecía compartir
esa sugerente visión -verosímil o no- sobre revoluciones/civilizaciones :)

además nadin -entre otras cosas- relaciona "la civilización del analfabetismo" con nuestra "era de la información..."



besos