
El más puro. El más constante. El desinteresado amor del amigo gay. La ternura: infinita capitulación sin condiciones. La mirada certera extraviada del no-objeto de no-deseo. Naturalidad en caricias sin preguntas a respuestas obvias. La ausencia de reproche. La libertad real. La confidencia brutal a altas horas de la noche y por ello, la patada a la incuria. Ser un igual en el espejo de la alegría. Del desaliento. El abrazo cálido a tiempo que lo genital no agota y el dolor sublimado transformado en júbilo por quien se sabe -o se supo tantas veces- herido en su sexo.
2 comentarios:
me hiciste soltar esa lágrima que tenía reservada.
espero que fuera de alegría :)
...amistad, afectos que hacen crecer -y no menguar- etc
:*
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