lunes, 31 de mayo de 2010

Alegoría de la Humanidad (II)



Había una vez un amaestrador de monos que
era muy aficionado a estos animales y mantenía un gran número de ellos. Parecían entenderse mutuamente. Por supuesto tenía que apartar una porción de comida de su familia si quería alimentarlos. Pero llegó un día en que no sobraba alimento en casa y él quiso disminuir la ración de los monos. Temía sin embargo que no estuvieran de acuerdo con tal medida y decidió engañarlos:
"Os daré tres castañas cada mañana y cuatro cada tarde. ¿Será suficiente?" Todos los monos se alzaron en señal de protesta. "Bueno, bueno -dijo el amaestrador- ¿qué os parece entonces si os doy cuatro castañas por la mañana y tres por la tarde?"
Esta vez, los monos volvieron a ponerse en cuclillas, bastante satisfechos.





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