domingo, 9 de noviembre de 2008

Espiral


Sucedió
al terminar la carrera –Filología- de repente perdí el deseo por la lectura, el estudio, la escritura...Entre otras cosas estaba saturada, necesitaba distanciarme de todos los datos que había asimilado. Mi cuerpo me pedía a voz en grito que volviera a revolcarme en las arenas movedizas del vacío. La tierra –la de verdad- me reclamaba. Me alejé de la academia, seguí ciegamente el movimiento constante y tornadizo de la espiral: logrado un punto, alejarme, dando vueltas alrededor de él...Y ocurrió algo. Un día me levanté para llenar la habitación de papeles, pinturas y lápices, involucioné, empecé a pintar –como cuando era niña- me senté junto a una ventana frente a un tablero –necesitaba luz natural- me olvidé del ritmo cotidiano que imponían los medios y descuidé también el “y ahora qué” que seguía a la rutina de la consecución y la limitación de un título. El resultado de aquel repentino desapego por el mundo se tradujo en más de trescientas acuarelas de pequeño formato, todas ellas vertebradas a la manera de puzzle simbólico. Algún tiempo después descubrí que reflejaban un lenguaje premonitorio: no solo conectaban con lo más profundo de mi ser, también revelaban algo que ocurriría. La intuición se abrió camino a través del color pero mis sentidos aún estaban embotados; pintaba pintaba pintaba perdida la noción del tiempo y el espacio aunque solo alcanzaba a ver una pequeña porción de realidad fragmentada en aquellas dosis de color que clamaban por una interpretación circular. La muerte y la vida, la destrucción o la creación -de ello podría hablar en otro momento si el ánimo me lo permitiera-. Y no solo eso. Me enfrentaba a una vocación. Una vocación extraviada. ¿En qué momento renuncié a pintar? Pero también ¿en qué momento dejé de escribir? ¿Por qué renuncié a interpretar? ¿Por qué escoger? ¿Para qué avenirse...?
He oído hablar muchas veces de lo que se conoce como error existencial cuando se elige un camino en la vida y de las repercusiones que ello puede traer consigo. Reflexiono y me digo “estoy sin rumbo.” Sigo pasmada dando vueltas en el vórtice de este inmenso remolino que es la existencia, observando y actuando, víctima muchas veces de ese pensamiento que alguna vez a todos nos acecha: "cuanto más huyes del objetivo más te acercas a él”. En cualquier caso, un pensamiento alentador. No pocas veces tememos elegir lo que debemos, así que por muchas vueltas que demos para evitarlo ahí estará el bucle vital para recordárnoslo. Eso y que la vida es




Serie "Espirales". Bramida



http://es.youtube.com/watch?v=0VWjkvw70wU



2 comentarios:

judas dijo...

Magnífica y preciosa, como tú misma.

Bramida dijo...

"aunque parezca mentira me pongo colorá"

gracias por estar ahí :***